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domingo, 3 de febrero de 2013

Día 16, Capítulo 9


Capítulo 9
Río de Sangre, Espíritu Reconfortante
C
iertamente el paisaje que había esa noche de Versalles era hermoso pero Erik no podía concentrarse en él. A pesar de su gran preocupación y todos sus esfuerzos, Lauren había muerto a manos de Schweitzer.
Hubiera sido mejor que muriera quemada y no por culpa de Jean.
La tristeza inundaba su alma. Había perdido a Caroline, ahora a Lauren y parecía que también iba a perder su vida. Añadida a su tristeza, crecía un gran odio contra Jean. Se enteró que tenía que acabar con él lo más pronto posible antes de que mate a sus pocos amigos y finalmente, a él mismo. Estaba recargado en el marco de la ventana dejando que el frío congelara su cara arrepintiéndose de haber salido de su país. En ese momento, entró John y se paró a su lado.
-Esto es irónico. Tanto esfuerzo para nada.-dijo John evidentemente, muy triste.
-Sospecho que Damen conoce muy bien los planes de Jean y no va hacer nada por detenerlo. ¿Cómo puede él entrar y salir sin que Damen se dé cuenta?
-Jean puede transformarse en una bruma, en el aire o en cualquier cosa. Puede entrar de la manera que quiera.
-Ahora sí que estoy perdido. Lauren me ayudó demasiado y para recompensárselo intenté salvar su vida, pero no pude hacerlo.
-No es su culpa, Erik. Estoy seguro que ella no lo va dejar solo. Por ahora, solo siga adelante.
Erik suspiró.
-Va a ser difícil porque ya ni siquiera Caroline está conmigo.
-Claro que lo está. Solo que usted no quiere verlo, no quiere aceptar el hecho de que ella no es humana. Puede que su aspecto físico haya cambiado pero el aspecto de su alma no cambió. Ella lo extraña. Debería intentar hablarle.
-No puedo…
-¡Sí puede, Erik! Yo soy un vampiro y lo ayudo a usted, somos amigos. ¿Cómo no va poder hablar con la mujer que ama siendo también vampira? No se preocupe, ella no lo va a olvidar y tampoco le hará daño.
Erik recordó la noche en que ella salió detrás de Jean al estar él enojado.
-Claro que me olvidó. Ella se disculpó con Jean y lloró por lo que había hecho. Ella está con Jean no conmigo. De todas formas, no quiero darle mucha importancia a eso.
-Erik, usted no puede dejar que el amor que hay entre usted y Caroline se enfríe solo por la obsesión de Jean. Él no la ama sino que está acostumbrado a estar con Caroline.
-Puede que Jean no la ame, pero Caroline sí lo hace.
John suspiró. Tal vez eso sea cierto como tal vez no lo sea. No conocía para nada el corazón de Caroline y parecía que nadie podía hacerlo. Entrar en su mente y estar al tanto de sus sentimientos era algo muy difícil. Le gustaba dejar todo eso en misterio pero al final, en su corazón no había nada claro.
En ese momento, John vio por la ventana que todos los vampiros se estaban dividiendo para empezar la cacería.
-Tengo que irme. Todo va estar bien, Erik.-dijo dándole una pequeña palmada en su hombro y salió.
El corazón de Erik latía con fuerza por la rabia y la tristeza. A juzgar por el aspecto que tenía la situación en ese momento, nada iba bien y nada iba a estarlo. No tenía esperanza alguna y lo único que podía hacer era esperar la respuesta del doctor Deux y mantener fuerzas en su corazón.
Escuchó que la puerta de su habitación se abrió sola y esperó a que alguien le dijera algo, pero no había nadie. A sus pies empezó a brotar del piso unas gotas de sangre que poco a poco se fue convirtiendo en un hilo y tomó el camino para salir de la habitación. Erik siguió la sangre y notó que por todo el pasillo estaban rodando más hilos de sangre saliendo de las puertas y del piso. Poco a poco aquellas pequeñas cantidades se unieron y formaron un río caudaloso proveniente de todas las salas, escaleras y pasillos del castillo. En cuestión de segundos la sangre creció tanto que le llegó casi a las rodillas. La fuerza de ese tenebroso río empujaba con fuerza sus pies como si quisiera llevarlo a algún lado. Corrió según el camino de la sangre que se estrellaba vigorosamente contra las paredes, mesas, puertas y candelabros.
El acaudalado torrente de sangre le hizo atravesar pasillos, habitaciones y salas que no conocía. Corrió a toda velocidad subiendo las escaleras a donde la fuerte sangre lo condujo que ni siquiera sentía sus pies en cada escalón. Aunque no sabía adónde iba, continuó con la respiración agitada olfateando más profundamente el extraño olor de tanta sangre acumulada inundando por el castillo.
Pronto, llegó a una pequeña, vieja y oscura habitación de una alta torre. Las paredes estaban hechas de madera, había un gran ventanal por el que entraba la luz de la luna y en las esquinas había telarañas llenas de polvo. La sangre se derramó entre las pequeñas rendijas de la madera de las paredes y se escurrió por el exterior de la torre donde unos metros abajo, la piedra la absorbió. Solamente quedaron en el suelo dos hilos de sangre como los que iniciaron el río y se levantaron enérgicamente entrelazándose el uno con el otro hasta poco a poco fue formando una figura humana. Cuando la figura se había creado, los chorros volvieron a caer con fuerza y desaparecieron también entre las paredes sin dejar algún rastro de que por allí corrió sangre.
La figura que se había formado, era el fantasma de Lauren que llevaba puesto un sencillo vestido blanco y una coronilla de flores blancas adornaba su rojizo cabello. El corazón de Erik dio un vuelco de felicidad y sonrió.
-Señor Jügerhof, nos vemos de nuevo.-habló ella aún con su cálida voz.
-No sabe lo feliz que me siento de verla, señorita.-la voz de Erik temblaba de alegría.-Siento mucho lo que sucedió hace unas horas. Yo…
-No se preocupe.-replicó ella interrumpiéndolo.-Sé que intentó salvar mi vida y no solamente lo intentó, sino que pudo hacerlo. Estoy muy agradecida por ello aunque el ataque de Jean cayó sobre mí. No se sienta culpable por nada. Usted es un gran hombre lleno de honor y de un corazón profundo.
Las reconfortantes palabras de Lauren calmaron enormemente el alma de Erik.
-Muchas gracias, Lauren. 
-Se preguntará por qué lo traje hasta aquí. Pues bien, de ahora en adelante seguiré ayudándolo, no iba a dejarlo solo. Quiero pedirle que por favor escuche a Caroline y que no la abandone. Quizá usted piensa que ella ya lo ha hecho pero eso no es cierto. Tiene que comprender que Jean ha estado jugando con su mente y las lágrimas que Caroline ha derramado por él son solo obra de su malvado plan. Supe también que tuvo un sueño extraño en un bosque.
-No fue un sueño. Estoy seguro que lo viví.
-Será mejor que se vaya acostumbrando. No sé mucho acerca de ello pero tengo entendido que el tiempo se le va a desacomodar y se va a confundir demasiado. Caroline le dará una explicación más detallada sobre el tema.
-Veo que casi todo gira alrededor de Caroline y para mí va a ser muy difícil hablar con ella y aún más pedirle ayuda.
-Usted no va a pedirle ayuda. Ella va estar siempre dispuesta a protegerlo y darle información sin que usted se lo tenga que pedir. Caroline en realidad lo ama y, como le dijo John; no deje que su amor se desvanezca por la maldad de Jean.
-Mantendré sus palabras en mente.
-Eso espero. Recuerde que lo más importante para mí es que llegue rápidamente a aquella vida plena que Damen tiene preparada para usted, pero primero tiene que deshacerse de estos sufrimientos humanos. Ahora tengo que irme, pero cada vez que lo necesite verá mi sangre escurrir por la pared. En ese mismo instante, tiene que venir a este lugar.
-Está bien. Gracias por su ayuda, Lauren.
-Lo estoy observando. No se dé por vencido, continúe hasta el final.-dijo Lauren con una sonrisa y luego despareció.
Erik salió de la pequeña habitación y se dirigió a la suya guiándose por las pequeñas y casi invisibles manchas de sangre que habían quedado en las paredes.
Esta vez no se fijó en todo la vista de Versalles en general, sino en su oscuro horizonte acompañado de grandes y negras montañas.
Mi vida llegará a su final, como todas las demás. Pero cuando alcance ese límite, mi alma se llenará de júbilo.
Cerró la ventana muy agradecido con el destino puesto que su mente estaba calmada y estaba seguro que todo esto tenía que pasar. Parecía como si toda la tristeza que lo embargaba hace unos instantes hubiera desaparecido gracias las reconfortantes palabras de Lauren. Se sentía aliviado también de que no está solo. Puede que Lauren no estuviera allí con él, pero era seguro que su apoyo siempre lo acompañaba.



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